Desde sus albores, la literatura, al igual que otras artes, ha utilizado lo femenino como inspiración, a la mujer como instrumento de comunicación y de intercambio entre los varones. En la mayoría de las sociedades del mundo occidental los únicos que sabían escribir eran hombres, y son ellos los que han establecido las reglas, situando pocas veces el yo narrativo en boca de una mujer. Muy al contrario, se ha utilizado su imagen como fetiche y su belleza ha sido el objeto de la manifestación literaria, sin ir más allá de lo externo, pues era suficiente para el fin propuesto. Con edición y prólogo de Marta González Mejía, Malas, recoge una selección de cuentos de algunos de los autores más representativos del siglo XIX (Bécquer, Walter Scott, Hoffman, Mérimée, Victor Hugo...). Las mujeres de los cuentos de esta antología presentan una conducta irregular, no sujeta a los cánones, o flagrantemente infractora de toda pauta social e individual. Su existencia, imposible en la literatura didáctica o con fines claramente sermoneadores, solo puede aparecer vinculada a la del género fantástico o al de terror por razones de verosimilitud, de coherencia narrativa y de exención de responsabilidad en la instrucción o domesticación (o lo contrario: corrupción y subversión) de las masas femeninas, más influenciables y dóciles cuanto menos cultivadas.
Autores de reconocido presitigio, como E.T.A. Hoffmann, Alexandre Dumas, Émile Zola, Bram Stoker, Walter Scott o Edgar Allan Poe, junto a otros quizá menos divulgados en nuestro país pero de indudable calidad literaria, como Julian Hawthorne o Ernst Raupach, conforman un estupendo crisol de la narrativa breve del siglo XIX, y un revelador muestrario de la visión de la mujer como elemento perturbador en la literatura.
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